Las fotografías son de "Proyecto GAZA"
Este teatro surge de lo que fue
en un principio el complejo lúdico “Iris Park”. Este complejo de ocio se
inauguro en 1931 y se encontraba entre las calles Ramón y Cajal y Azoque, el
conjunto como tal se abría visualmente a la calle de Ramón y Cajal, ocupando el espacio que correspondía a la
antigua huerta del Convento de San Idelfonso, convertido posteriormente en
Hospital Militar y la iglesia en la parroquia de Santiago. Debo decir que tengo
un vago recuerdo de aquel espacio ya que al final de su actividad primitiva, la
sala de patinaje se convirtió en cine al cual
íbamos la chiquillería por su bajo precio. Me acuerdo de aquel espacio
como algo dejado y cochambroso. Se dice que el cine era el mas grande de la
ciudad pero hay que decir que el Monumental le superaba con creces. Con
anterioridad fue un lugar en el que las clases medias de la ciudad acudían a sus
terrazas y lugares de esparcimiento incluido el otro lugar de espectáculos que
era el Teatro Iris. Como siempre la especulación pudo con todo este espacio y
se levantó un nuevo teatro sobre el solar resultante que siguió denominándose
Teatro Iris, era el año 1954. En 1958 se le cambia el nombre para denominarse
Teatro Fleta. El resto del inmenso solar se convertiría en el Hotel Corona de Aragón
y avenida Cesar Augusto y otros edificios de viviendas.
El Teatro Fleta funciono mas bien
como cine y el espacio interior daba una sensación de amplitud que llamaba la
atención. Se accedía por un pasaje desde la calle Azoque y su fachada principal
daba a la nueva avenida de Cesar Augusto. En 1999 se cierra el teatro, se
pretendía derribarlo de nuevo, y lo compra la DGA después de catalogarlo como
de Interés Arquitectónico. El Gobierno de Aragón inicia una rehabilitación,
adaptación a nuevas actividades teatrales y desmonta casi todo el edificio de
tal modo que por circunstancias desconocidas se para la obra quedando toda su
estructura y fachada “al aire libre” y así permanece hasta el día de Hoy. Este
es un ejemplo mas del alto nivel de la sensibilidad cultural y administrativa
de nuestros políticos que han sido incapaces de terminar el proyecto que nunca
debería haberse hecho.
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