Después de solventar problemas técnicos con mi blog sigo en
las andadas de siempre aunque con lagunas dado que el verano lo tenemos
encima. En mi reciente visita a Budapest
hubo una cosa que me llamó especialmente la atención y es lo bien que funciona
la movilidad urbana y, sobre todo, el respeto a las normas de circulación. Es
impresionante ver como esperan a que se ponga el semáforo verde para pasar a
pesar de no haber coches circulando. La bicicleta ocupa un puesto importante en
la ciudad y sorprende ver carteles como el de la foto en el que las calles de
dirección prohibida se permite la circulación de bicis. Budapest implanto el
metro después de la ciudad de Londres a finales del siglo XVIII y a pesar de ir
poniendo nuevas líneas, el tranvía es protagonista en las principales calles de
la ciudad y sus vehículos históricos son renovados con nuevas unidades. Todo esto viene a cuento de lo que está
pasando en Zaragoza y es que estamos diciendo no al tranvía cuando es uno de
los mejores medios de movilidad en una ciudad como la nuestra; queremos poner
restricciones a la bicicleta siendo el medio mas barato y ecológico que
tenemos. No ponemos “orden” al continuo paso por cualquier sitio sin hacer caso
de las señales de tráfico con el consiguiente riesgo de sufrir un accidente,
que los hay, y la inseguridad que conlleva. La palabra “KIVEVE” significa “excepto”.
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